Este mundo nos da la bienvenida seamos como seamos, tengamos lo que tengamos, salgamos como salgamos. Sin embargo, aparecemos atados en un espacio que no hemos elegido pero que debemos cumplir.
Ya cuando nos pasean por la calle, se fijan en lo que tenemos y nos classifican y condicionan por ello, de manera que si tienes la suerte de ser agradable a la vista serás 'bonito' e interesarás o si tienes la mala pata de ser distinto serás el 'pobrecito' sus ojos ya no verán mucho interés en ti. A medida que creces observas y aprendes sobre estos comportamientos y aprendes a colocarte en el sitio adequado. Tengas lo que tengas no lo has elegido, por lo tanto, lo único que puedes elegir es la creación de algo atractivo en ti, cultivar tu interior de cara a la sociedad adjudicada. La perfección es una falsa existencia que se basa en lo superficial de antemano. Y la gente, en masa, acude al envoltorio más bonito y reluciente por interés. Muchos caen en el engaño, encontrándose así una gran mierda dentro de este envoltorio. Ya luego aprendes a sonreír una vez ves el contenido. Que importa lo que los otros tengan, si es lo que tu tienes lo que debe importar. Mientras la gente se mueve en masa buscando esta perfección, se hacen aún más daño perdiendo más de sus cualidades y personalidad. Muere deseando la belleza de su vecino, su dinero, su poder, y el otro muere por tener la esposa que tiene él y sus hijos tan perfectos. Haciendo así que su vida se base en la vida de otros y haciendo que su vida pase a un nivel inferior, a esto no se le llama felicidad precisamente. Hay que aprender a vivir con tus recursos, con tu forma de ser, con tu físico, con la vida que tu tienes, porque al fin y al cabo cada uno hace su vida y el interés sólo és por bienes que les puedes aportar, no por que tu estés feliz. Nadie es mejor ni peor, nadie es perfecto o imperfecto, nadie es guapo o feo, todos tenemos un ojo de cristal y hay que vivir con el otro que nos queda sano.
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